lunes, 26 de diciembre de 2011

UN AÑO MÁS.




Y pasó un año más, con la velocidad de un rayo, la impaciencia por desaparecer de un guiño, las ansias de escapar de un suspiro, pasó un año más y no se cumplieron los propósitos, quizás alguno llegó a verse realizado, quizás ni siquiera hubo unos verdaderos propósitos que cumplir. Yo, desde luego, no sé si cumplí los míos: sí, entré en la Universidad pero, ¿era lo que realmente quería?, tengo a alguien en mi vida pero, ¿es realmente lo que quiero, es amor o, por el contrario, sólo es una forma más de autodestrucción? Preguntas sin respuesta, puede que mi propósito para este año que entra sea encontrar esas respuestas, o puede que sea cambiarlo todo y empezar de cero, al menos intentarlo.

Con respecto a la Universidad, claro que estoy contenta de haber podido continuar mis estudios, de formar parte de la primera promoción de una carrera cuyas posibilidades de futuro son casi incontables pero, ¿estoy contenta por mí o estoy contenta porque mi familia está orgullosa de mí por haber elegido finalmente esta carrera? No negaré que si estoy estudiando lo que estoy estudiando es, en parte, por presión familiar, a esto mi madre me responde con una sutil pero destructora frase: “Los que culpan a los demás de sus decisiones son unos fracasados.” Realmente inteligente, ahora me siento una fracasada porque no fui capaz de enfrentarme a mi familia e imponer mis ganas de seguir intentando entrar en la carrera que yo quería, me siento una fracasada por no estar cómoda y satisfecha con la decisión que tomé pero, sobre todo, me siento una fracasada por no saber si esta falta de ganas que me inunda últimamente, y ojo, mi carrera me gusta muchísimo, me impida terminarla. Tengamos en cuenta también la imagen que tenía de lo que sería mis comienzos en la Universidad y en lo que supone para mí que se haya quedado en eso, en una imagen. A pesar de todo esto, soy perfectamente consciente de que estoy comportándome como una niña pequeña, que no debería quejarme, que debería ser feliz pero, si no lo soy, no es por capricho, no es por inmadurez, de hecho, quizás sea un acto de madurez ver la realidad en la que estoy sumergida y reaccionar contra ella con el fin de mejorarla.

En cuanto a mi vida personal, con la expresión “ se me escapa de las manos” puedo resumirla perfectamente, me he caído rodando montaña abajo en pleno invierno y la bola de nieve que se forma alrededor mía es cada vez un poquito más grande, fría, espesa y difícil de diluir. Estoy enamorada, eso es más que obvio, sólo hay que ver el brillo en mis ojos o la sonrisa que se dibuja en mi cara cada vez que él decide pasearse por mi mente, como una luz fugaz, capaz de matarme o resucitarme sólo con un recuerdo, sí, le quiero, estamos juntos desde febrero, sin realmente estarlo, es una larga historia: “Somos amigos…además de algo más”. En mi círculo, nadie está de acuerdo con esto, con que me culpe por creer que no estoy a su altura, por tener que estar preparados para cogerme el día que me choque contra el muro de la realidad y me rompa la cara. En su círculo no existo, o eso creo yo, que nunca habló de mí, que como él dice: “La vida privada es eso...privada”. Pero, ¿qué puedo hacer yo?, para mí no existe nadie más, nadie que esté a su altura, con él he aprendido muchísimo, si he madurado durante este año ha sido, en gran parte, porque él me ha enseñado a ver las cosas de otra forma, porque me he esforzado en mejorar para estar a la altura sus conocimientos, de sus conversaciones, de su vida. Le amo y sé que perderle sería un golpe muy duro, pero que me repondría, dicen que nadie muere por nadie, eso sí, si tenemos que dejar de vernos, que sea él el que haga que pase, yo soy incapaz. No confundamos términos, le adoro y tenerle en mi vida es lo mejor que me ha podido pasar este año, no me arrepiento de nada, que conste, simplemente me gustaría que diésemos un paso más.

Uno de los propósitos que debería tomarme muy enserio este año es, sin duda, acabar con mi baja autoestima, dejar de creer que no valgo, no compararme con nadie más que conmigo misma. Seguramente esta inseguridad es lo que me afecta a todo lo demás, lo que hace que no sea todo lo feliz que pudiera llegar a ser, lo que provoca que mi vida no sea como yo quiero que sea, sí, eso es, tengo que conseguir tomar las riendas de mi vida de una vez por todas y, aunque parezca una tontería, estoy completamente segura de que sentirme bien conmigo misma es el primer paso, que una vez superado eso, lo demás vendrá rodado.

No puedo poner el punto y final a este escrito sin dar las gracias a la gente que ha estado ahí: Mª Ángeles, prácticamente eres mi hermana y lo sabes, Irene, por los ánimos que me das siempre, Jose, por preocuparte por mi y por quererme a tu manera, Neftalí, por todo lo que tú y yo sabemos, contigo sobran las palabras y faltan besos…, Belén, porque siempre tienes las palabras adecuadas y el tono adecuado, por muy duro que sea lo que tienes que decir y, por último pero no por ello el menos importante, al contrario, Alonso, perdón, Alon , porque sin ti no sé qué habría sido de mí, porque me encanta contártelo todo, que me lo cuentes todo, que me eches broncas con todo tu cariño, por poder contar contigo siempre, por nuestros hits xD, momentos “maybe yes maybe…NOT” y demás tonterías nuestras.

Feliz 2012.

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