lunes, 16 de enero de 2012

Disculpas, a veces tan innecesarias como todo esto.

Perdóname.


Perdóname por no ser quién creías que era, por no saber estar a tu altura, ni de la situación, ni de nuestra historia, por creer que teníamos una historia. Perdóname por pedirte explicaciones, si alguna vez te las pedí, por creer que te importaba.

Perdóname.

Soy así, no puedo evitarlo, y si cambio me estaría traicionando a mí misma, y te estaría traicionando a ti, con la peor de las mentiras.

No, no me vas a hacer cambiar, si me quieres, si quieres intentarlo, si de verdad crees que valgo la pena, entonces deberás tener en cuenta quién soy de verdad.

Reconozco que me da pena, no, pena no…rabia e impotencia no poder estar a la altura de tus expectativas, pero esto sólo me sirve para ver que no eres el adecuado, que no eres el que yo creía que era, que si yo no estoy a tu altura es, simplemente, porque tú no estás a la mía.

Sabes que sí, que yo lo intentaría que, de hecho, quiero intentarlo, pero sólo si vas a poner de tu parte, porque si no… ¿a qué estaríamos jugando?

Lo que no me perdonaría nunca es que contigo me pasara lo mismo que me pasó con él, porque ese último día, cuando le miré a los ojos y le supliqué que se quedara media hora más conmigo, treinta míseros minutos y él, sin dejar de atarse las botas dijo : “No, lo siento.” Ese día, en ese momento, me sentí lo último del mundo, la última esquina de la última calle del último polígono de alguna ciudad olvidada y sí, lo de la “esquina” tiene su propia connotación. ¿Cómo pude querer a alguien así? ¿Cómo puedo, aún hoy, decirle que si necesita algo, ahí estaré yo? Con él fallé, fallé de todas las formas posibles en la que una persona puede fallar, con él ME fallé y nunca, nunca volveré a traicionarme de esa forma, por eso no quiero repetir algo así contigo, no hasta que, como tú dices “sepa separar las cosas, los sentimientos de lo físico.”

No soy fácil, era débil, inexperta, soñadora, crédula e inocente. Hoy, hoy si me dices eso de “te puedo tener cuando quiera” se me revuelve todo, se me borra la sonrisa y me entran ganas de golpear algo, cuando dices eso, algo dentro de mí muere y se debilita, ¿sabes el qué? Lo que siento por ti.

Si piensas que esto es una tontería, que no vale la pena, que es estúpido por mi parte, que es poco maduro o lo que sea que pienses, deberías saber que soy así, que no voy a cambiar.

Sobre todo, perdóname si alguna vez te hice perder el tiempo, por eso sí que te pido perdón, porque no hay nada que me fastidie más que eso. Si me dedicaste tiempo, perdóname, si pudiera devolvértelo, te juro que lo haría.
                                             

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